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Raros tiempos de felicidad fueron estos











Por Conrado Yasenza*

Horacio Vertbisky en su nota “Cambio de Piel” publicada el domingo 17 de Marzo en Página 12, termina con las dudas sobre el rol y vínculos de Jorge Bergoglio durante la última dictadura cívico-militar. A pesar de ello, el clima político en nuestro país se ha enrarecido de modo inquietante. Y esto como producto de la reacción aclamatoria por un lado, y descalificadora por otro, que ciertos sectores del oficialismo político han realizado temiendo, como ha ocurrido, que la oposición política y mediática canalice la unción de Bergoglio como Papa. Vertbisky lo señala "Al mismo tiempo, medios y políticos argentinos de oposición incluyeron la nota “Un ersatz”, publicada aquí (por Página 12) al día siguiente de la elección papal, entre las reacciones del kirchnerismo por la entronización de Bergoglio." También, algunos representantes del kirchnerismo se mostraron muy satisfechos por la designación de Bergoglio como sumo pontífice, considerada como positiva para América Latina, destacando que el sumo pontífice fuera un "Papa Peronista y Argentino" y minimizando o dejando de lado - "posiciones de coyuntura", las definió el Vicegobernador Gabriel Mariotto en el programa 678 - los ya incontrastables hechos que vinculan a Bergoglio con la última dictadura cívico-militar, especialmente con el genocida Emilio Massera, también de expresa filiación con Guardia de Hierro, quien recibió por parte de la Universidad jesuítica del Salvador la distinción como Profesor Honorario en 1977, casa de estudios gestionada por el provincial jesuita durante aquellos años.

No era necesario que el kirchnerismo reflotara la impronta consignataria y festiva del "Argentino y Peronista" como tampoco es necesario enrarecer el clima social y político, que hasta incluye la descalificación realizada desde una soberbia - los que reducen la designación del papa a temas coyunturales no entienden nada, lo que demuestra que este hecho les queda grande a su comprensión, han sido palabras más, palabras menos, algunas declaraciones - que indica que la historia, el drama y el tiempo, poco les ha aportado para la elaboración de perspectivas de análisis político que incluyan todas las alternativas factibles frente a la unción de Jorge Bergoglio como suprema figura de un poder político universal como lo es la Institución Iglesia Católica.

Tampoco es necesario, y diría que hasta resulta ofensivamente contradictorio con las políticas de Derechos Humanos impulsadas por los gobiernos kirchneristas, llevar adelante esa operación de escisión absolutoria entre Bergoglio y Francisco, operación que incluye arrojar un manto maniqueo de dudas sobre su rol en el secuestro de los sacerdotes jesuitas Orlando Yorio y Francisco Jalics, como también en la falta de respuestas a los familiares sobre sus conocimientos del secuestro de cuatro catequistas entre las cuales se encontraba Mónica Mignone, que aún continúa desaparecida. Bergoglio ha declarado en la mega-causa Esma y ha negado todo, cuando existen documentos irrefutables - muchos aportados por Vertbisky desde 1999 - y libros como el de Mignone "Iglesia y Dictadura", de 1986, que así lo demuestran.

Sostengo que ante el temor a que la oposición mediático-política y el desactivado Partido Militar traten de capturar para su beneficio la designación de Bergoglio, no pueden justificarse ciertas posiciones alabatorias que intentan borrar las sombras y oscuridades que rondan en torno a la figura del ahora Papa. Esa es un flagrante en inadmisible contradicción. Y no se propone desde estas líneas que a niveles superiores políticos y diplomáticos se plantee una disputa infantil, banal, con el Vaticano, y sí una estrategia de vínculos estratégicos con el nuevo Papa y el Estado Vaticano. Ya la presidenta hizo lo que debía hacer: Saludar protocolarmente a Francisco y pedirle, desde su rol de estadista, que lleve durante su pontificado y ante los poderes mundiales el deseo traducido en acción de Paz, Trabajo y lucha contra la pobreza. Y luego de su primer encuentro en Roma con el papa Francisco, la Presidenta argentina declaró ante la prensa mundial que el Jefe de la Iglesia Católica tiene ante sí una gran tarea que contempla "conducir el Vaticano y cambiar las cosas que él sabe que hay que cambiar", destacando los puntos conversados: El pedido argentino para que el Papa interceda a favor del diálogo por Malvinas; su mirada positiva acerca del rol de los gobiernos de la "Patria Grande", opinión del sumo pontífice que reafirma al gobierno Argentino y a los de la región en la convicción de seguir en la dirección que unidos los pueblos del Sur han emprendido, y la preocupación por el trabajo esclavo como flagelo regional. Pero, y volviendo a las repercusiones locales, no pueden justificarse ni admitirse las descalificaciones sobre las dudas legítimas que un sector no minoritario, que también integra el kirchnerismo, posee con relación a las intenciones de Roma frente a la reinstalación de gobiernos populares, progresistas y de izquierda en Suramérica; hacerlo denota desconocer una parte sustancial de la actividad política histórica del Vaticano. Y esas dudas contienen el temor, fundado, a que se inicie también una contraofensiva que detenga los Juicios de Lesa Humanidad llevados a cabo en nuestro país. El Papa tendrá como misión afrontar la seria crisis moral, financiera y política que vive el Vaticano y el Catolicismo en la actualidad. Y ello no supone, dentro del campo político, dejar de observar los procesos transformadores y revolucionarios que se han desarrollado en la región. Y Jorge Bergoglio-Francisco lo sabe, como Karol Wojtyla-Juan Pablo II lo supo cuando inició su cruzada contra el comunismo en Polonia, aún considerando la diferenciación a hacer sobre la descomposición de ese sistema frente a la incipiente fortaleza de los procesos transformadores en Suramérica. Las declaraciones del vocero del Vaticano, el también jesuita Federico Lombardi, sobre una campaña difamatoria sobre la imagen del Papa Francisco, de sesgo izquierdista y anticlerical, en clara alusión a las investigaciones de Vertbisky en Página 12, representan una fuerte señal de que las preocupaciones del Papa no se centrarán únicamente en el saneamiento moral y financiero del Vaticano. La tradición y la historia, mandan.



*Periodista. Dtor. de la Revista Digital La Tecl@ Eñe http://lateclaene.wix.com/la-tecla-ene

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