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Morales Solá y la persistencia destituyente.




Por Conrado Yasenza*

 

Finalmente hoy, domingo 19 de Mayo, ocurrió lo que era previsible. Clarín y La Nación se dedicaron desde el domingo pasado a construir una noticia falaz: La intervención de Clarín por parte del Gobierno Nacional a través de la Comisión Nacional de Valores. Joaquín Morales Solá le anunció a sus lectores del plan para desembarcar en Clarín y también, en aquella oportunidad, el objetivo central: Censurar a Jorge Lanata, el símbolo elegido por el grupo para la representación del periodismo independiente. Lanata se enteró y en las postrimerías de su show mediático montó su coda: Con música incidental de fondo, le pidió a los argentinos que hicieran algo. El lunes, Macri lo hizo: Firmó un DNU en el que se garantizaba la libertad de expresión en la jurisdicción de la Municipalidad de la Ciudad Buenos Aires, intentando así la separación de esta ciudad del resto del país a través de un DNU que busca trascender una Ley Nacional y Federal y que claramente defiende los intereses económicos de la empresas comunicacionales allí radicadas (domicilio legal). Es decir, una defensa de cuestiones patrimoniales disfrazada de cruzada a favor de la libertad de expresión y el periodismo independiente. El socialismo, Pino Solanas y Carrió, entre otros, "compraron" el paquete. Y paralelamente, el GRUPO lanzó la edificación y deificación de su candidato a Presidente para el 2015. Mauricio Macri.

Hoy, Joaquín Morales Solá, en su editorial de La Nación, desarrolla la fase dos de la operación. Ya construida la noticia y replicada durante toda la semana, escribe que gracias a aquella advertencia a la sociedad de los planes presidenciales, el Gobierno decidió ponerle freno, "en el instante agónico", al proyecto de intervención de Clarín y ante la posibilidad de enfrentar un escándalo de trascendencia nacional e internacional. El círculo del armado de una operación cierra así a la perfección: Construcción de la Noticia, alerta y victimización, y anuncio de la victoria obtenida gracias a "la gente" y la acción del periodismo independiente.
Pero allí mismo comienza la fase tres: El Gobierno ha decidido frenar el camión pero no bajarse, les notifica Morales Solá a sus lectores y a la oposición política. Y lo hace tomando las palabras de una fuente que nos recuerda la voz del caso Watergate: "Apretó el freno del camión, pero no se bajó del camión ni lo estacionó, dijo un funcionario que la frecuenta. Nos hubiéramos echado encima a la sociedad y el mundo, sintetizó ese colaborador que la oye". El objetivo político de la fase tres de la construcción de la noticia es la negación de la existencia de un Monopolio para la producción y distribución de Papel para prensa, Papel Prensa, cuyos socios mayoritarios son Clarín y La Nación y cuyas acciones fueron obtenidas mediante el secuestro y la tortura como consta en el expediente judicial en la Causa Papel Prensa y en el que declararon Lidia Papaleo de Graiver y José Pirillo, ex propietario del diario La Razón, diario que formaba parte del directorio de Papel Prensa. Papaleo fue torturada para que firmase la cesión-venta de las acciones de Papel Prensa cuyo accionista y socio mayoritario era David Graiver, quien murió en un confuso accidente aéreo en 1976. Recordemos brevemente algunos de los testimonios de Lidia Papaelo: “Fui forzada a vender todo. No hubo sugerencias, fue ‘firmás o te mato´.Yo desaparecí y todo lo que pasó fue estando desaparecida. Yo vendí antes y durante (de estar en la cárcel). En la cárcel ya estaba legal, me sacaban y me traían desaparecida para firmar y hacer el careo continuo”.
Entonces la operatoria de la fase tres es negar la causa, negar la obtención de Papel Prensa por parte de Clarín y La Nación mediante el secuestro y la tortura (esas manos manchadas de sangre); constituir así un Monopolio que produce, comercializa y distribuye el papel para diarios (único caso en el mundo en donde los dos Grandes diarios de un país son al mismo tiempo dueños de la fábrica que produce y comercializa el insumo esencial para la existencia de periódicos) y mediante el cual condiciona y ahoga a medios gráficos más chicos hasta lograr incluso su compra - como lo denunciara Héctor Ricardo García, propietario del Diario Crónica, el diario popular de mayor tirada al cual Clarín ahogó no vendiéndole la cantidad de bobinas necesarias, hecho que obligó a su dueño a comprar papel importado aumentando sus costos de producción y disminuyendo su tirada.
Joaquín Morales Solá es el vocero de esta operación político-comunicacional diseñada por Magneto, Aranda, D´Ámico, Mitre y compañía. Morales Solá, el periodista que cubrió el Operativo Independencia, el segundo Secretario de Redacción de Clarín durante la dictadura cívico-militar; el censor, como contó Caloi, que decidía qué iba y que no en el diario Clarín. Este es el periodista probo e inmaculado que se erige como defensor de la libertad de expresión en la República para custodiar los bienes patrimoniales de sus jefes (trabajó y trabaja para los dos: Clarín y La Nación), el operador político que se desgrana en elogios hacia el jefe de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri, quien según Morales Solá corre al Kirchnerismo "por el costado del verdadero progresismo de las libertades". El defensor de las "democracias liberales" que no defienden nunca a los más vulnerables; el empleado poderoso que denuncia las intenciones del Gobierno Nacional de conformar, ahora sí, un Monopolio del Papel mediante el cual el Estado irá matando lentamente lo "poco que queda de periodismo independiente". El abyecto manipulador de palabras e ideas que cierra este episodio dominical que conforma la larga marcha destituyente con estas palabras: "Rápida o lenta, la muerte de éste (NdR: del periodismo "independiente" bajo el "Monopolio del Papel en manos del Estado") es el propósito final de una presidenta con vocación de verdugo". Éste es el fausto periodístico que no ha escrito una sola palabra sobre la muerte del genocida. Y este hecho oficia de corolario coherente a las implicancias políticas del escriba con el terror dictatorial que impuso en nuestro país el poder del dinero y que batalla con tenaz fiereza para retrotraernos a los tiempos de aquel cielo protector en que un liberalismo ramplón alegraba a las minorías hundiendo a la Nación en la pobreza y la exclusión. Y esto se llama, canse a quien canse, moleste a quien moleste, la persistencia en la labor de una acción destituyente que persigue cierto periodismo de trinchera.









Periodista. Dtor. de La Tecl@ Eñe, Revista Digital de Cultura y Política

http://lateclaene.wix.com/la-tecla-ene

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Joaquín Morales Solá, en la fotografía en la cual se lo observa acompañando una recorrida liderada por el General Acdel Vilas, donde se presume habría funcionado el centro clandestino de torturas de la Escuelita de Famaillá.

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