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El miedo al miedo

20 de julio de 2012

Por Conrado Yasenza*

El miedo, desde el pensamiento filosófico moderno, es una pasión. Según Spinoza, una pasión negativa que obliga al ser a la aceptación de un orden tiránico el cual somete a los espíritus libres al yugo de la dominación. Por otro lado, Hobbes plantea el miedo como una pasión positiva que reemplaza el peligro permanente - el hombre lobo del hombre - el conflicto perturbador, por un orden (Monárquico, Republicano) que ejerce la potestad de la coerción y elude la anarquía social, evitando así el estado de naturaleza.

 

Es decir, El Estado regulará las prácticas sociales y políticas e impondrá un orden que asegure el contrato de convivencia entre los integrantes de una comunidad. El miedo es una presencia constante en la historia de las sociedades, y la producción social y uso de éste fue advertida por Spinoza. En nuestros días el problema es complejo ya que el monopolio de la producción del miedo social y su uso, está en manos de las grandes corporaciones mediáticas y financieras que con sus políticas de shock intentan paralizar la capacidad de reflejos y reacción de los integrantes de una comunidad. Y esa acción de instauración del miedo es cotidiana y cuenta con todas las bocas de propalación conque cuentan los medios hegemónicos.

Esto se comprueba en el análisis de uno de los últimos episodios de violencia con gran cobertura mediática: El Doble asesinato de Cañuelas. De pronto, una cuidad en la que los hechos de violencia como el mencionado son infrecuentes, por no decir inexistentes, se presenta como el pueblo que se ve amenazado por una ola de violencia con asesinatos y robos. Nada se explica de las motivaciones del perpetrador del crimen (Marconi): La venganza por haber sido reconocido y denunciado por Massa (uno de los asesinados), a quien asaltó y baleó años atrás, hecho por el cual cumplió una condena de 7 años de prisión. Nada de todo esto se explica (como tampoco se explica el largo historial de la presencia policial en esta historia: Marconi y Chavero - el otro imputado por el crimen- tuvieron padres policías e historias familiares trágicas) sino que se liga a este hecho con otros episodios de violencia que han sido transmitidos hasta el pánico por los canales de televisión y por las radios del conglomerado comunicacional hegemónico.

 

Y entonces allí vemos las escenas de un pueblo conmocionado, asustado, paralizado en su reflejos, reclamando por mayor seguridad, o por la "inseguridad" que parece haberse afincado en la tranquila localidad de Cañuelas. Rápidamente, y una vez generado el miedo, se instala la posibilidad de que la Intendenta renuncie, episodio fogoneado nuevamente por los movileros de los canales de TV y por algún integrante de una fuerza política opositora. Y entonces ya no estamos frente a un hecho de violencia y un reclamo por seguridad, sino que el hecho ahora es político: La Intendenta es del mismo signo político que el Gobierno Nacional, enemigo de los operadores del miedo y el pánico como método de sujeción social. Este es un ejemplo de la utilización política del miedo por parte de los medios de comunicación convertidos en órgano político de operaciones que intentan imponerle un límite al Estado en su función de garante del orden social, deslegitimarlo e invertir aquella idea de Hobbes: La inacción del Estado subsume a la población en un estado de naturaleza donde el hombre vuelve a ser lobo del hombre.

Tendremos que prestar mucha atención a estas operaciones que calan profundo en el sentido común cristalizado de algunos sectores de las capas medias de nuestra sociedad para quienes el afuera, la calle, la vida se ve amenazada por oscuros habitantes del mal, por los detritos sociales que deambulan libres por las calles asesinando y robando, y sobre quienes el Estado garantista no aplica severas penas como tampoco delimita claramente territorios de circulación protegidos por muros y fuerzas represivas. El 7 de Diciembre queda lejos, y los poderes fácticos junto a los dueños de las corporaciones financiero-comunicacionales intentarán crear un clima de desbarajuste institucional, caos y violencia que les permita no sólo no acatar el dictamen de la Corte Suprema de Justicia para desprenderse de sus casi 300 señales de comunicación, sino también para volver a un estadio anterior político en el que un Presidente de la República era un puesto menor.

 


*Periodista

Publicado en El Ortiba  

http://www.elortiba.org/notapas.html   

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